sábado, 5 de febrero de 2011

Población

                                  
Europa es un continente poblado desde antiguo e intensamente transformado. Tienen una economía capitalista desarrollada, lo que le permite beneficiarse de unas densidades de población altas y ser un país rico. Pero la población está desigualmente repartida. Nos podemos encontrar con algunas de las densidades de población más altas del mundo y auténticos vacíos demográficos. En Europa central se superan los 100 h/km2, e incluso los 300 h/km2; los países próximos están entre 50 h/km2 y los 100 h/km2; y en los nórdicos no superan los 25 h/km2, también desigualmente repartidos ya que en el norte no se superan los 2 h/km2.
Se calcula que Europa tienen, en 1991, aproximadamente 800.000.000 de habitantes, de los cuales poco más de 400.000.000 pertenecen a la Unión Europea.
A comienzos del siglo XIX éramos unos 183.000.000, y a inicios del siglo XX 400.000.000, en los años 30 llegamos a los 500.000.000, y en los años 80 llegamos a ser 800.000.000. Lo que quiere decir que el aumento de población ha sido grande y relativamente rápido. Sin embargo, en la actualidad no lo es. En este período Europa ha iniciado, desarrollado y concluido la transición demográfica.
En la Unión Europea todos los países han concluido la transición demográfica Según uno de los tipos clásicos: nórdico, centro-occidental y meridional-oriental. La mortalidad infantil es muy baja, en torno al 7‰. La fecundidad también, en torno a 1,6 hijos por mujer. Esto supone un índice de envejecimiento muy rápido, ya que la transición demográfica está recién terminada y aún viven las últimas generaciones amplias. En Europa se ha pasado de las políticas pro natalistas de principio de siglo y posguerra, a las antinatalistas de los últimos tiempos. Aunque en los años 90 se vuelve tímidamente a las políticas pro natalistas, ante la alarma social que produce la falta futura de fuerza de trabajo. Sin embargo, la baja fecundidad es una tendencia difícilmente superable. La población europea es una población envejecida, con más del 40% de la población por encima de los 65 años. Pero esto es coyuntural, ya que aún están vivas muchas generaciones nacidas con la transición demográfica.
La mortalidad ordinaria es baja hasta los 70 años. La última mortandad catastrófica por motivo de subsistencia fue la crisis de la patata en la Irlanda, a mediados del XIX y el hambre en los años 20 tras la revolución bolchevique en Rusia. Pero
también hay que contar como mortalidad catastrófica las dos guerras mundiales.
Hoy en día, en toda la Unión Europea se superan los 73 años de esperanza de vida, aunque cabe esperar que la cifra baje a medida que desaparezcan las últimas generaciones grandes de la transición demográfica.
La emigración ha sido una de las características destacables de la población Europea. Cuando la población comenzó a crecer por encima del desarrollo económico, una salida a la falta de oportunidades fue la emigración a las colonias y a los países nuevos, América y Australia. Millones de europeos emigraron en aquella época. También fue una constante la emigración del campo a la ciudad en busca de mejores oportunidades de ganarse la vida. El campo se despobló. La nueva industria necesitaba la fuerza de trabajo concentrada y desvinculada del campo. El tercer ciclo migratorio se produjo tras la segunda guerra mundial. De los países en los que sobraba fuerza de trabajo, países del sur, como España, salieron millones de emigrantes para la Europa central, que había estado en guerra.
Por último hay que señalar la corriente inmigratoria actual, desde los países del Tercer Mundo, en busca de mejores oportunidades. Un ingente río humano que la sociedad europea quiere frenar.

Oscar Alexander Briceño Rico; C.I._19134169;  EES
Monografias.com

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